La vida tiene una forma de mostrarnos la verdad, a menudo a través del dolor o momentos que sacuden nuestra percepción de la realidad. Es en esos momentos cuando muchos de nosotros llegamos a una dura conclusión: la vida es efímera, y a veces, parece una broma.
La realidad es que no importa cuán difícil se ponga la vida—y en algún momento lo hará—no son los desafíos lo que nos define. Lo que realmente da forma a quiénes somos es la actitud con la que enfrentamos esos desafíos.
Abrazar cada momento con valentía y sin miedo. Solo cuando dejamos atrás el miedo podemos realmente volar. El ego, con su presión por conformarse y encajar en un molde, puede frenarnos de llegar a ser quienes realmente somos. Sin embargo, la relación que tenemos con nosotros mismos es lo que nos permite ser libres. Simplemente, existir y fluir con el ritmo de la vida.
Como dice el proverbio chino: “La tensión es quien crees que debes ser. La relajación es quien realmente eres.” Todos usamos máscaras para navegar por el mundo, pero cuando las dejamos caer y nos permitimos ser, desbloqueamos el potencial de vivir de forma auténtica. Es cuando dejamos de pretender ser algo que no somos, que finalmente encontramos paz y crecimiento.
Los desafíos de la vida no deben ser temidos. Son las mismas cosas que revelan quiénes somos realmente debajo de las capas que hemos construido. Así que, suéltalo. Déjate ser. Es entonces cuando realmente volarás.